martes, 11 de enero de 2011

22

Mi vida avanza a pasos agigantados. Hay ciertas cosas que se me han quedado pendientes y ya no volverán, sobre todo por miedos personales, aunque espero que menos de las que imagino y otras que ya no podré practicar aunque antes fuera un asiduo conocedor.
Cuando cumples años y conquistas la vida, día a día, momento a momento, rememoras años atrás y ves que no solías pararte a analizar, ni pararte a respirar. Simplemente pedías más  y, normalmente, tenías más. Era una ambición desbocada la que, en ocasiones, controlaba mi vida.
En el episodio actual, no me reconozco allá. Con la experiencia que te ha dado la experiencia y el saber estar que has aprendido a base de tortazos, te encuentras más calmado, con tiempo para todo pero también para nada.
Atisbo en breve plazo, movimientos que desembocan en quietud, fuego que me convierte en ceniza y luminosidad que desboca en negro. No hace falta ser demasiado inteligente, sólo haber vivido más que todo tu entorno, que ya te han convertido en un Robinson Crusoe en la isla de la vida. Si ya se fue hasta mi Viernes, entiendo que cualquier otra luna seré yo el que, haciendo feliz a alguno, abandone el barco y me marche a no sé dónde y no sé con quién.
Rezumo optimismo vital a raudales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario