miércoles, 12 de enero de 2011

27

Hacía mucho que no lloraba. Años, incontables años. Y hoy, esta mañana cuando me he despertado y antes de comenzar a hacer nada como cada día, primero ha sido un largo suspiro, luego ha sido una respiración entrecortada, posteriormente una lágrima furtiva que se ha sorprendido de las facilidades encontradas y, finalmente, una llantina que me ha durado mi buen rato y que luego me ha dejado tan suave como un pañuelo de lino. No había bebido nada. Hoy no. No sé por qué ha sucedido, pero así ha sido.
Antes lloraba a menudo. No de pequeño, sino desde que aprendí que hacerlo te liberaba el alma y te limpiaba el cuerpo. Era una práctica recurrente que utilizaba como terapia.
Aunque lo de hoy me ha pillado por sorpresa. Asumo que soy caduco, que he llegado a mi máximo, que no me quiero como antes… pudiera ser el motivo.
Pero creo que no ha sido así. Simplemente, mi cuerpo pedía a gritos regenerarme por dentro y por fuera. Respirar como aprendí hace años y que no practico de ningún modo y saltar y bailar buscando encontrar al muchacho que fui. Tras disecar mis lágrimas y reponerme de mi esfuerzo sobrevenido, me he sentido pleno como pocas veces en mi vida.
He recordado a todos pero, hoy, eso se queda para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario